EE2006_0127_07h_Obed
Siete Aguas, 27 de enero de 2006, 07h
Tema: El consejo evangélico de hacerse obediente
A imitación de Jesucristo, quien siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegando a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen (Hb 5,8-9), viviremos la obediencia para hacer siempre la voluntad del Padre.
Con este número 314 de los Estatutos, iniciamos este día de oración, fijos los ojos en Jesús (Hb 12,2). Los Nº 314-321 de los Estatutos, y 85-90 de las Constituciones, con sus respectivas citas bíblicas, constituirán la sustancia, la materia prima o los ingredientes para que nosotros, elaboremos personalmente nuestra propia receta para poder llegar a ser como Jesús, obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Estos ingredientes son:
1. Imitación de Jesucristo, que vivió a la perfección la obediencia a la voluntad del Padre. En diálogo con Jesús, aprenderemos los caminos de la perfección en la obediencia. Pues la obediencia al Padre se puede vivir perfecta o imperfectamente, radical o mediocremente, real o virtualmente, afrontándola o esquivándola, con disposición o indispuestamente. Con decisión o con resignación. Entregando la propia voluntad, libre y voluntariamente, o a regañadientes.
Nadie me quita la vida, yo la doy voluntariamente.
Lc 2,51: Bajó con ellos a Nazaret y vivió obedeciendo a sus padres.
Lc 11,2: Padre, hágase tu voluntad.
Mt 26,42: Si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya.
Jn 4,34: Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación. Así responde a sus discípulos que le dicen: maestro, come algo… Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis (Jn 4,30-34)
Jn 5,30-31.36.43. (Jn 5,30-47): Yo no puedo hacer nada por mi cuenta… no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me ha enviado…Una prueba evidente de que el padre me ha enviado es que realizo la obra que el Padre me encargó,…Yo no busco honores que puedan dar los hombres… Yo he venido de parte de mi Padre, pero vosotros no me aceptais… .
Jn 6,38-39: Yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y su voluntad es que no pierda a ninguno de los que El me ha dado.
Hb 10,7-10: Entonces yo dije: Aquí vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad. Así está escrito de mí en un capítulo del libro: En primer lugar dice: No has querido ni te agradan los sacrificios, ofrendas, holocaustos ni víctimas por el pecado, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí vengo para hacer tu voluntad… Por haber cumplido la voluntad de Dios, y gracias a la ofrenda que Jesucristo ha hecho de su cuerpo una vez para siempre, nosotros hemos quedado consagrados a Dios.
Es con la obediencia que Dios nos salva y nos consagra. A imitación de El, y por nuestra obediencia colaboramos también nosotros en la salvación de la humanidad.
Sabemos que por la desobediencia entró el pecado en el mundo y por la obediencia la salvación:
Ro 5,19 (5,12-6,23): y como por la obediencia de uno solo, todos fueron hechos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos alcanzarán la salvacion.
La obediencia de Cristo, Nuevo Adán restituye al hombre la vida eterna perdida por el pecado en el paraíso. Nos da la vida eterna, nos ofrece la plena consagración de nuestras vidas a la vida divina (Rm 5-8) Salvación y vida, frente a la tragedia y el drama de la humanidad que arranca de la desobediencia de Adán.
Gn 2,1-25: Creación;
Gn 3,1-7: pecado de desobediencia a Dios y a su Palabra
Gn 3,8-24: Pérdida de la vida divina
Gn 22,1-5. Un árbol de la vida… la ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente (v.4). ¿qué nombre? Ap 19,3: Su nombre es Palabra de Dios.
La conversión diaria es un primer ejercicio de obediencia a la voz de Dios, manifestada por el espíritu a los responsables de las Iglesias… Apoc 2,1-3,22
Apoc 2,1-7: Obediencia de
Apoc 2,8-11: Obediencia de
Apoc 2,12-17: a
317. La obediencia constituirá la vivencia más profunda y la expresión más genuina de nuestro amor al Cristo total, Cabeza y miembros, y la repetición más fiel de la actitud constante de Jesús sólo pendiente de la voluntad del Padre en el transcurso de su vida[2].
318. Nuestra obediencia será una obediencia activa, responsable y total con las personas que ejerzan los cargos de dirección o responsabilidad tanto a nivel de todo el Instituto como de Rama y comunidad.
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