Y DIJO DIOS


Siete Aguas, 4 enero 2006, 07h

Y dijo Dios…

Los EE  son estos 30 días que el Señor nos concede y regala anualmente para escuchar algo de lo que dijo Dios en el pasado a nuestros antepasados. A nuestros padres en la fe, a los profetas, a los sabios, a los apóstoles…

Ellos tuvieron la suerte de tratar con el Dios que habla, con el Dios que se revela; con este Dios de la Palabra que dice al hombre Palabras inspiradas. Palabras dichas in Spiritu, escuchadas in Spiritu, inspiradas por el Espíritu de Dios. Palabras que el hombre percibe y distingue como palabras no propias, sino de Otro, del Otro, de un Otro que le habla personalmente o comunitariamente y que le revela cosas, proyectos, inspiraciones que no proceden de su propia imaginación sino de la escucha de un Dios trascendente, de un Tú divino.

Nuestra fe, nuestra religión es una religión revelada. Esto quiere decir que nosotros creemos en el Dios de las Sagradas Escrituras. Nosotros creemos en el Dios que habló, que habla y que hablará. En el Dios que no puede dejar de hablar, de revelarse, de darse a conocer, de manifestarse, de acercársenos y que encuentra su delicia en estar entre los hombres (Prov 8,31):  Ese Dios que, por ser Palabra, no puede dejar de hablar, enseña a hablar. Enseña a hablarle. Forma y educa a personas en ese arte sagrado del diálogo y el conocimiento experiencial de Dios, y les imprime su imagen y semejanza.

Siendo que Dios es Palabra, es revelación, es revelador, es comunicador de su ser y su voluntad, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza del Dios-Palabra. Y por esta imagen y semejanza puede entrar en comunicación con Dios.

Gracias, Dios Padre, Creador del ser humano a imagen y semejanza tuya. Imprime en mí con mayores caracteres tu ser Palabra, tu ser Palabra de Dios, a fin de que hagas de mí una perfecta imagen y semejanza tuya. Quiero ser Palabra, tu Palabra, quiero ser Verbum Dei.

Quiero ser la Palabra de Dios escuchada,
quiero ser Palabra de Dios asimilada,
quiero ser Palabra de Dios vivida,
quiero ser Palabra de Dios anunciada.
Y así, reflejar algo tan propio de Ti, tu ser Palabra. Recréame como Verbum Dei, y concédeme ser tu imagen y semejanza.

Nuestro ideal es ser Otro Cristo, El es la Palabra de Dios con la que culmina las palabras de Dios dichas anteriormente por los profetas, por los orantes, por los sabios…
Nuestro ideal es ser el Cristo logos tou Theou, Palabra de Dios.
Jn 1,1-18:
Al principio…. Bereshit…: El evangelista empieza su Buena Noticia, su Evangelio con el anuncio de Dios-Palabra.
Al principio ya existía la Palabra. Desde la eternidad
La Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios.
la Palabra era Dios. Dios era la Palabra
Ya al principio, ella estaba junto a Dios…
La Palabra de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad…

A Dios nadie lo vió jamás; el Hijo único, que es Dios y está en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer (v.18).

Adentrémonos en el misterio de la Trinidad en la cual vemos al Padre comunicándose eternamente con el Hijo, cuyo recíproco Amor comunicativo es el Espíritu Santo, y comprendamos la grandeza de introducirnos en el misterio sagrado de esta presencia comunicativa().

Saboreemos la plenitud de la “gracia sobre gracia”. Pues la Ley (AT) fue comunicada por medio de Moisés pero la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo (v.16-17).

CFMVD 15: La Palabra de Dios, escuchada, asimilada y vivida nos transmite la misma Vida de Dios y nos hace Uno con la Palabra viva, Cristo. En este diálogo íntimo con la Palabra u oración, radica nuestra vocación y misión de predicación del Evangelio. La Palabra de Dios, creída y hablada, y que al creerse no puede dejar de hablarse, constituye la genuina identidad Verbum Dei.

CFMVD 11: El mismo nombre “Verbum Dei” nos evocará constantemente nuestra doble tarea: Reproducir y revelar de forma vivencial, personal y comunitariamente, el rostro de Dios uno y trino, identificándonos lo más posible con el Verbo de Dios hecho hombre.

Entenderemos la vida verdaderamente apostólica como una vida abundantemente contemplativa que, de forma espontánea y necesaria, propaga, como fuego abrasador, la palabra transformada en Vida-Amor difusivo de Cristo.

Este mismo amor de Cristo nos urgirá a proclamar la Palabra y ejercer el oficio de evangelizador (2 Tim 4,2-5) con el deber y la urgencia del apóstol de las gentes: predicar el evanglio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el evangelio! (1 Co 9,26).

CFMVD 10:  Conscientes de que la predicación de la Palabra viva de Dios pone a las personas en contacto con Cristo y de que hacemos discípulos de cristo cuando le conocen, le siguen y hacen a su vez, otros discípulos,

la Fraternidad Misionera Verbum Dei, con el lema de los primeros discípulos de Jesús: “Orationi et ministerio verbi instantes y el espíritu de la primera comunidad cristiana concreta y centra su misión específica en la Palabra de Dios:
Orar la Palabra,
asimilándola hasta hacerla vida propia, transformándonos en ella
y enseñándola así a los demás (Mt 28,20),
 para que la oren,
la vivan
y la enseñen vivencialmente a otros”.